EL SECRETO DEL EMPOWERMENT
Cada año se elevan las veces que uno oye decir, a empresarios, estadistas, directivos y profesionales, por igual…”no tengo tiempo” o “tengo asuntos urgentes”.
Todo mundo anda muy ocupado, sin duda. Sin embargo, las cosas importantes carecen de suficiente atención.
Un antiguo e insondable maestro taoísta solía decir a sus seguidores: “no he conocido personas más ociosas que aquellas que andan ocupados todo el tiempo”.
Debo confesar que, personalmente, me tomó mucho esfuerzo entender la profundidad de esta milenaria lección.
Sucede que las cosas importantes siempre nos van a requerir más trabajo, constancia, energía, espacio y tiempo, por supuesto. Por ello, es más fácil atender lo urgente que nos brinda un escapismo justificado y, además, parecer siempre expeditivos, eficientes e importantes.
En los años 70’s existió un fantástico y poderoso héroe animado llamado Mitsuo Suwa, quien era un niño reclutado por otro personaje más poderoso para resolver grandes problemas de gran importancia mundial. Y para ello le concedió un gran poder, un secreto “Hombre Par”.
Este era un clon, a quien debía primero entrenar y luego dejar a cargo de: asistir al colegio, hacer sus tareas domésticas y académicas, estudiar y rendir todos sus exámenes escolares… atender lo urgente para él salir volando y atender lo importante. Todos envidiábamos a Mitsuo.
Igualmente, en los negocios muchos (no todos), quisiéramos nos hagan la misma concesión. Dejarnos alguien a quien poner a cargo de múltiples, diversos e infinitos asuntos para, por fin, dedicarnos a lo realmente valioso e importante de nuestro trabajo en la dirección… DIRIGIR.
Sin embargo, todos quienes estamos en funciones gerenciales tenemos ya uno o varios “hombres par”, pero no los vemos y otros no los queremos ver, porque esto podría dejar nuestras reales habilidades directivas al descubierto y dejarnos aún expuestos al fracaso.
Muy en nuestro interior, algunos sabemos quien puede sucedernos y hasta superarnos pero antes de cederle poder y las emergencias que nos impiden gestionar lo estratégico, preferimos continuar confiando solo en nosotros y, de esa forma, nos condenamos a lo urgente.
Y ese es justamente el elemento mágico del empowerment, LA CONFIANZA. Y tiene que ser una más grande que la de tu mismo delegado. Una tal que te haga sentir temor hasta el vértigo por la decisión que estás a punto de tomar. Ceder tu poder de decisión a otra persona.
Porque, una cosa es delegar y otra empoderar.
Personalmente, me gusta hacerlo tan grande y peligroso que roce lo imposible para de esa forma, si todo sale bien (la delegación no es una ciencia exacta), la satisfacción que le producirás a esa persona y el ejemplo que recibirán todos, será inolvidable. Ese el secreto.
De eso se trata el verdadero empowerment, que alguien más pueda superarte ejerciendo tu poder, para que tu también puedas elevar tu carrera, en lugar de atraparte en lo operativo y poco significativo.
Si no te da miedo el poder que estás por entregar, no estas empoderando, estás solo delegando y te volverás tan perfecto, que los directivos elegirán alguien más antes de pensar en promoverte. Te habrás vuelto irremplazable.
Finalmente, el éxito de un verdadero proceso de sucesión o delegación, no está en la capacitación, mentoring o planeación que le puedas ofrecer a un High Potential sino en el más alto nivel de confianza y poder que le brindes a tus futuros managers. Allí está la fórmula mágica o, como decía el profesor Robert Rosenthal (USA), allí radica el Efecto Pigmalión.
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